Monografias.com > Sin categoría
Descargar Imprimir Comentar Ver trabajos relacionados

Desarrollo de la Salud Pública en el Perú (página 2)



Partes: 1, 2

Otro problema de salud que adquirió relevancia en
los años que estudiamos fue la "Fiebre de La Oroya". El
plan de construcción de vías ferroviarias. Durante
la construcción del tramo Lima a La Oroya del ferrocarril
central se pobló la zona verrucosa central con numerosos
trabajadores, extranjeros en su mayoría; esta
población, debilitada por la malnutrición, la
malaria y la disentería, sufrió la agresión
de la bartonella. En estas circunstancias los campamentos fueron
asolados en el año 1870 por la aparición de una
"epidemia espantosa y compleja" que causó la muerte de
cientos de trabajadores.

Otras epidemias y causas de muerte:
1821-1876

La escasa información disponible señala
que, con excepción de la viruela y la fiebre amarilla, no
se habían producido cambios significativos en el
comportamiento descrito para las enfermedades de mayor
prevalencia en la Colonia.

"Así que siendo endémicas en Lima, en la
primavera y estío las enfermedades eruptivas, y las
fiebres biliosas, y en el otoño e invierno, las tercianas,
disenterías, catarros, pulmonías y
pleuresías, eran muy numerosos los enfermos de dichos
males y mayor su gravedad en unos años que
otros".

El problema de la malaria: 1821-1876

La malaria seguía siendo endémica en la
Costa y en la ceja de la Selva, aunque a veces adquiría su
forma epidémica. Afectando especialmente a la gente de las
regiones andinas que migraban a esas zonas. Sin embargo, la
organización de la lucha colectiva contra la malaria
recién estaría considerada en la agenda sanitaria
pe- ruana del siglo XX.

La principal razón de ese escaso interés
por controlar la malaria parece residir en la idea generalizada
de que la malaria era un proceso de aclimatación de los
emigrantes serranos a los valles "muy calientes", antes que una
verdadera enfermedad.

Estudios
médicos en
la República temprana

Colegio de la Independencia:
1821-1856

Los estudios médicos se siguieron realizando en
el "Colegio de Medicina y Cirugía", denominado ahora
"Colegio de la Independencia" por orden expresa del general San
Martín en homenaje a la contribución de sus
maestros y alumnos en la guerra independentista. En ese momento,
Francisco Javier de Luna Pizarro era rector (1819-1823) e
Hipólito Unanue el director del colegio. El rector
tenía a su cargo las funciones administrativas del plantel
y el título de director era más bien
honorífico y su nombramiento recaía casi
forzosamente en el Protomédico General.

Concluido el cuarto año de dichos estudios en el
colegio los alumnos estaban en condiciones de optar los grados
universitarios de Bachiller en Filosofía y en Medicina en
la Universidad de San Marcos. Igualmente podían obtener en
el colegio los grados de Maestros en Filosofía y en
Medicina; luego de dos años obligatorios de
Clínicas, interna y externa, en las salas de los
hospitales Santa Ana, San Andrés y San
Bartolomé.

La situación se hizo crítica en 1831,
cuando las autoridades tuvieron que hacer un llamado a los padres
de familia para que enviaran a sus hijos a estudiar Medicina. En
estas circunstancias es nombrado Cayetano Heredia como rector del
colegio; al respecto, Valdizán comenta:

La decadencia del Colegio. había llegado a sus
límites más dolorosos a tal punto que en los anales
de 1836 a 1840 apenas sería posible consignar como
exponente de la labor escolar los títulos otorgados por el
Protomedicato.

Luego, el general Francisco de Vidal, al iniciar su
gestión como Presidente de la República,
restituyó a Cayetano Heredia en el cargo de rector del
colegio y dictó el decreto de 23 de diciembre de 1842,
nombrando una comisión para que estudiara con Heredia la
reorganización del colegio entonces en colapso.

Enseñanza de la Higiene:
1821-1876

La docencia especializada de la Higiene aparece
formalmente en la formación del médico peruano,
cuando en el art. 32º del reglamento de 1840 se establece la
cátedra de Fisiología e Higiene, que fue dictada el
año de 1841 por el Dr. Juan Gastañeta quien la
dictó juntamente con otras cátedras debido a la
angustiosa situación económica del colegio. La
Higiene era, de esta manera, conceptuada como un capítulo
de la Fisiología que trataba sobre las reglas del "buen
vivir". El año 1843 estuvo encargado el Dr. Marino Aranda
de la enseñanza de esta asignatura

Reguladores de las profesiones
médicas

Protomedicato General del Estado:
1821-1848

En 1821, tuvo lugar un acto solemne en el Real Tribunal
del Protomedicato por el cual esta institución colonial se
convirtió en el "Protomedicato General del Estado",
continuando con su función básica de supervisar el
ejercicio de las profesiones médicas. Unanue era el
Protomédico General del Estado.

Esta situación persistió hasta el 30 de
diciembre de 1848, cuando se creó la "Junta Directiva de
Medicina" y se marcó el fin del Protomedicato. Los
Protomédicos Generales que sucedieron a Unanue fueron
cuatro: Miguel Tafur (1825-1833), Juan Gastañeta
(1833-1835), José Manuel Valdés (1835-1843) y
Cayetano Heredia (1843-1848).

Nunca pudo cumplir a cabalidad sus otras importantes
responsabilidades en el campo de la Higiene Pública, por
no poder disponer de los recursos materiales necesarios y de las
capacidades para formarlos.

Cuerpo de
Cirujanos del Ejército: 1844-1876

El "Cuerpo de Cirujanos del Ejército" fue
reorganizado el 24 de junio de 1855 por decreto dictatorial de
Castilla, en el que se precisan las obligaciones de los
médicos y cirujanos del Ejército para proporcionar
una atención apropiada en los hospitales militares y en
los buques de guerra. En el decreto se definió los niveles
de Cirujano Mayor y Cirujanos Mayores de primera y segunda clase,
uno para cada cuerpo y uno por buque.

En 1866, durante el gobierno de Prado, se dictó
el decreto de- nominado "Cirujanos del Ejército y Armada"
por el cual se ordena que los Cuerpos de Artillería y
Caballería, residentes en la capital, serán
asistido por un cirujano, para conciliar la mayor economía
de ambas dependencias con sus necesidades reales de
atención.

Asistencia social
en el Perú: 1821-1876

Organización de la beneficencia

Junta de Beneficencia: 1825-1826

La acumulación de los problemas
económico-financieros de las hermandades, durante los
últimos años de la guerra independentista,
había provocado una desastrosa situación en los
establecimientos de asistencia privada administrados por
aquéllas. Situación que provocó la clausura
de algunos locales y un deterioro de sus servicios.

La junta debía tomar a su cargo todo lo que
existía en materia de asistencia en el territorio del
país. La junta tuvo una vida efímera debido, entre
otras razones, a que estaba conformada por funcionarios que, por
tener otras altas responsabilidades, no podían reunirse
con regularidad.

Asistencia hospitalaria en las
beneficencias

Administración hospitalaria:
1821-1878

Al iniciarse la República se instituyó
formalmente el régimen de la igualdad civil en el
país y, en consecuencia, no podían persistir "las
diferencias de castas que estatuía toda la
legislación colonial"; así es que la primera
reforma introducida en el ejercicio de la asistencia
hospitalaria, fue su sujeción a un régimen
común. De este modo sus hospitales no fueron ya de
españoles, de indios o de negros, sino de todos los
solicitantes de sus servicios; aunque continuaron sometidos, como
los demás establecimientos de asistencia social, a sus
respectivas hermandades o cofradías

La reorganización de las beneficencias
públicas, ya reglamentadas, permitiría en el curso
de los siguientes años una renovación
administrativa y técnica de los hospitales de su
propiedad, orientada a la conversión de éstos en
lugares de curación médica de enfermedades y no
sólo en lugares de "buen morir" o de asistencia y
separación de los pobres. No obstante, los servicios de
dichos establecimientos siguieron destinados formalmente a los
enfermos indigentes o faltos de recursos y, por lo tanto, se
proporcionaban de manera gratuita. La atención profesional
estaba a cargo de médicos de la beneficencia, con escasa o
ninguna remuneración, o de los médicos titulares de
provincias.

La opinión de Ulloa, al respecto, era que el
administrador se limitara a fijar el presupuesto de los gastos,
controlar éstos y velar sobre todo lo que sea de su
competencia, sin invadir jamás el dominio de la ciencia
sanitaria, a cuyo fin concurriría muy poderosamente la
intervención de los médicos en todas las cuestiones
que tuviese que resolver la administración.

Avances en la atención obstétrica:
1826-1876

La enseñanza formal de la obstetricia no
existió en la época colonial en nuestro
país. La atención de los partos se realizaba, casi
exclusivamente, utilizando las empíricas y peligrosas
prácticas de las llamadas "recibidoras… iniciadas en el
arte obstetriz merced a la transmisión familiar de unos
pocos conocimientos". Sí bien algunos médicos
españoles y peruanos de fines del siglo XVIII ya
habían ejercido episódicamente la Obstetricia, este
ejercicio no constituía una verdadera especialidad;
además, tales médicos no tenían
ningún interés en capacitar a las
recibidoras.

En esas condiciones el gobierno peruano de 1826
contrató los servicios profesionales de madame Benita
Paulina Cadeau de Fessel, partera francesa graduada en
París el año 1818, con grandes honores y premios y
que llegó al Perú con su esposo médico. Ese
mismo año, por decreto supremo del 10 de octubre de 1826,
se creó la "Casa de Maternidad de Lima", con el objetivo
de "socorrer a las indigentes pobres en sus partos y formar
parteras instruidas y hábiles". La casa de Maternidad
comenzó a operar, para la atención de los partos de
las indigentes, en una parte desocupada del antiguo hospital del
Espíritu Santo. El 26 de octubre de 1829 se
inauguró la "Clínica y Escuela de Parteras" en el
vetusto hospital de "Santa María de la Caridad", ubicado
en la plaza de la Inquisición, actual sede del Congreso.
Pero, sólo una resolución suprema de 12 de mayo de
1830 concedió personería al "Colegio de Partos",
que inició sus operaciones en el antiguo local del colegio
de jóvenes pobres de "Santa María del Socorro"
colindante con el hospital de la Caridad. Allí
trabajó madame Fessel hasta 1836.

La casa de Maternidad de Lima es trasladada nuevamente
en 1857; esta vez hacia el colegio de San Idelfonso,
también conocido como el beaterio de Amparadas, donde
funcionó durante 18 años.

Avances en la atención de los enfermos
mentales: 1859-1876

Hasta mediados del siglo XIX los enfermos mentales eran
tratados cruelmente en el país, siendo recluidos en las
llamadas "loquerías" de los hospitales San Andrés y
Santa Ana. En 1827 un médico francés, Abel V.
Brandín, tras denunciar el uso indiscriminado, en esas
loquerías, de los baños sorpresa, purgas,
sangrías y de protestar contra la asfixia por
sumergimiento, la caída de elevación, la
ahorcadura, el trépano y la castración,
aconsejó "mesura terapéutica" y prescribir
métodos naturistas y más humanos. Las
recomendaciones de Brandín no fueron
escuchadas.

Ulloa comenzó a hacer gestiones ante las
autoridades para que se creara un hospicio especializado en la
atención de enfermos mentales. Gestiones que tuvieron
éxito con el director de la Beneficencia Pública de
Lima, don F. Carassa. Ulloa escogió un lugar adecuado para
su funcionamiento, en la "Quinta Cortez" del barrio del Cercado,
una antigua casa de retiro y convalecencia de padres jesuitas,
caracterizada por su extensión considerable. La
Beneficencia dedicó dos cuantiosos legados para la
remodelación de esa casa de retiro para que sirviera de
"hospicio de insanos". Fue remodelado conforme a los planos del
arquitecto Cluzeau, con una capacidad para 160
enfermos.

Construcción del hospital Dos de Mayo:
1875

Un acontecimiento de trascendencia nacional, el combate
del Dos de Mayo de 1866, puso en evidencia las limitaciones del
sistema hospitalario disponible en Lima, ciudad en la que estaban
con- centradas, sin embargo, las camas hospitalarias del
país. Los tres principales hospitales limeños San
Andrés, Santa Ana y San Bartolomé fueron
insuficientes para atender a los numerosos heridos.
Adicionalmente, los estragos de la epidemia de fiebre amarilla de
1868 hicieron aún más evidentes dichas limitaciones
y la existencia de un creciente sector marginal que vivía
en los límites de la indigencia:

En el momento de su inauguración el nuevo
hospital tenía una capacidad de 600 camas y era uno de los
mejores de Sudamérica y orgullo de la arquitectura
nacional.

Ideas sobre la
sanidad y la asistencia social en el Perú:
1821-1876

Pensamiento filosófico
dominante

Período de la Ilustración en el
Perú: 1750-1830

De acuerdo al filósofo peruano David Sobrevilla,
en la historia de la filosofía peruana el período
1750-1830 está signado por la Ilustración, en tanto
que el Romanticismo caracterizó al período de
1830-1880. Sobrevilla destaca, en el primer período, las
ideas de Toribio Rodríguez de Mendoza, expresadas en el
manual Lugares teológicos, y las de
Hipólito Unanue que pretendió introducir en el
saber médico tradicional los nuevos aportes de la
filosofía ilustrada y de la ciencia moderna.
Además, hacia inicios del siglo se introducen en la
Universidad de San Marcos, las nuevas ideas de la
filosofía francesa, por ejemplo las del sensualismo de
Étienne Bonnot de Condillac.

Los hombres ilustrados criollos tomaron conciencia de la
identidad de América y "ellos comenzaron a querer a esta
realidad física, moral y social. Del Romanticismo toman
"su preocupación por el destino nacional. Las
críticas de nuestros ilustrados al sistema político
estaban enmarcadas teóricamente dentro del cuadro de los
principios generales de la Ilustración. La política
apenas se distinguirá de la pura moral.

Con relación a estas limitaciones Woodman opina
que el sabio Hipólito Unanue, uno de los líderes de
la Ilustración en el Perú, no fue el
científico ilustrado que el modelo de modernidad
sugería. Unanue, según Woodman, no estudió
al mundo con escepticismo a través de sus propios ojos,
como lo hicieron otros ilustrados europeos.

Unanue consideró que una de las causas más
importantes de la decadencia peruana era la despoblación
producida por enfermedades y epidemias. La lucha de Unanue por
renovar la medicina peruana fue justificada como una lucha para
aumentar su población saludable y trabajadora y para
acelerar de esta manera los "ritmos circulatorios".

Período del Romanticismo en el Perú:
1830-1880

Con relación al segundo período, signado
por el predominio de la ideología romántica social,
Sobrevilla destaca la gran polémica entre conservadores y
liberales (1845-1849) que, en su opinión, habría
que ubicarla en el campo de la filosofía política.
La ideología autoritaria cohesionadora, que
legitimó el modelo de transacción y acuerdo
político de Castilla, tuvo como argumento central la
"unión sagrada" de todos los peruanos y la "con-
junción nacional" de todas las voluntades; para lograr
dicha unión a Castilla le correspondía una tarea
histórica: "crear y robustecer la paz pública". Una
vez designado el gobernante el pueblo estaba en la
obligación de rendirle su total obediencia; para
reforzarla, el mandatario debía procurar el bien
común de la comunidad que lo mantenía en el
poder

Legitimación de la Sanidad
republicana

Al nacer la República peruana ya habían
pasado más de ocho lustros desde la publicación de
las obras de Frank, Bentham y de la Declaración de los
Derechos del Hombre y del Ciudadano. Sus contenidos no dejaron de
influir, sin embargo, en la redacción de todas las
constituciones políticas que se dictaron en el país
entre 1823 y 1839; así como en la normatividad de la
Sanidad. Al desaparecer la dirección administrativa de
España sobre el Perú tuvieron que diseñar y
justificar las bases de una nueva estructura sanitaria. Al
respecto, en los considerandos del decreto supremo de
creación de la Junta Suprema de Sanidad, dado el 1 de
septiembre de 1826, se reconoce que "se carece en el día
de leyes sanitarias, cuya importancia es reconocida por todas las
naciones cultas", y que estando tal legislación
fuertemente sujeta a la influencia de las "circunstancias
locales", se debe tener especial cuidado en establecerla con base
a la experiencia y observación, "para no causar perjuicios
al comercio, ni a las demás relaciones sociales", y que
los conocimientos requeridos para tal efecto sólo pueden
adquirirse mediante la instalación de las Juntas que se
ocupen, a la par que desempeñen los deberes más
esenciales a la conservación de la salud colectiva, en
recoger los datos "para la formación de un cuerpo de leyes
sanitarias y examinar los reglamentos adoptados en otros
países".

De la conservación de la salud pública,
depende principalmente la felicidad social. Las leyes más
sabias serían superfluas, si dejando de lado la
salubridad, no prescribiesen reglas para poner a salvo al
común de los males que padece la incuria, o una fatal
condescendencia en todo lo referente a la Higiene Pública;
o si dictadas una vez no las llevase a cabo para poner en cobro
los bienes más preciosos de la humanidad. Además,
las nuevas leyes también serían justificadas con
base a razones "humanitarias" y con argumentos "reconocidos por
la Ciencia Médica".

Las ideas expresadas en El Peruano y el
contenido de esa nueva normatividad reconocían que la
salud colectiva es una condición necesaria para el logro
de la "felicidad social" (el bien común) y, por lo tanto,
que una de sus principales obligaciones del naciente Estado
republicano era garantizar su conservación a través
de medidas legislativas y administrativas. El logro del bien
común justificaría, entonces, las leyes, las
ordenanzas municipales y las regulaciones policiales que los
gobernantes sabios prescribían para ordenar el
comportamiento de los individuos y la colectividad, en todo
aquello vinculado con el mantenimiento y la restauración
de su salud. La conducción y la administración de
la Sanidad como una función de gobierno y policía
se legitimaban, entonces, en nombre del bien
común.

Las Constituciones de 1860 y de 1867 la primera
restableció la pena de muerte para el homicidio calificado
fueron muy parecidas en lo que se refiere al cuidado de la salud;
ambas garantizan la existencia y difusión de
establecimientos de piedad y de beneficencia, así como se
limitan las gestiones que atenten contra la salud (art. 23) o la
salubridad (art. 22).

Conclusión

La Salud Publica es una disciplina multidisciplinaria y
conforme se ha desarrollado se da prioridad a la Promoción
de la Salud. La salud y la enfermedad como se ha visto a
través de la historia como se ha desarrollado la
enfermedad y todos los procedimientos que se realizaron para
poder combatirla nos lleva a un fin que es la promoción de
la salud, la salud colectiva es una condición necesaria
para el logro de la felicidad social.

Bibliografía

  • Arroyo Hiram, V. (ed.), María T. Cerqueira
    (ed. asociada) (1997). La promoción de la salud y la
    educación para la salud en América Latina: Un
    análisis sectorial. Editorial de la Universidad de
    Puerto Rico.

  • Aibar Remon, C. (2000). La formación en
    educación para la salud en las profesiones sanitarias.
    Trabajo Social y Salud 35 (marzo 2000) 205-210.

  • Azagra, M. J.; Echauri, M.; Pérez, M. J.
    (1997). Ayudar a dejar de fumar. Protocolos de
    actuación para profesionales de la salud. Gobierno de
    Navarra, Pamplona.

  • Cardaci, D. (1992). Ciencias Sociales y la
    formación en educación para la salud.
    Educación Médica y Salud 26: 1
    115-127.

  • Carrasco Mallen, M.; Escanero Marcen, J. (1994).
    Necesidades sentidas de formación continuada de los
    médicos de Atención Primaria. Madrid:
    Ministerio de Sanidad y Consumo.

  • Coll, C. (1992). Psicología y
    currículum. Papeles de pedagogía. Barcelona:
    Paidós.

  • Convenio Interuniversitario sobre estudios de
    postgrado conducente a títulos propios de las
    Universidades. Mayo, 1991.

  • Cox, K. R.; Ewan, C. E. (1990). La docencia en
    medicina. Barcelona: Doyma.

  • Ferrari, A. (2000). La formación en
    educación para la salud. Trabajo Social y Salud 35
    (marzo 2000) 193-204.

  • Freire, P. (1989). La educación como
    práctica de la libertad. Madrid: Siglo XXI.

  • Füllop, I.; Roemer, M. I. (1987).
    Análisis de la formación del personal de salud:
    Método para mejorar los sistemas de salud nacionales.
    Cuadernos de Salud Pública. OMS 83.

  • Germán Bes, C.; Moreno Azanar, L.;
    Tomás Aznar, C. (2000). Escenarios de aprendizaje en
    educación para la salud en la diplomatura de
    enfermería. Trabajo Social y Salud 35 (marzo 2000)
    243-249.

  • Gordon, T. (1994). MET: Maestros eficaz y
    técnicamente preparados. México:
    Diana.

  • Green, L.; Simons-Morton, B. G. (1988).
    Educación para la salud. México:
    Interamericana.

  • I Conferencia Internacional de Promoción de
    Salud. Ottawa, 17-21 de noviembre, 1986.

  • II Conferencia Internacional de Promoción de
    Salud. Adelaida, 1988.

  • III Conferencia Internacional de Promoción de
    Salud. Sundsvall, Suecia, 9- 15 junio, 1991.

  • IV Conferencia Internacional de Promoción de
    Salud. Yakarta, 21-25 de julio, 1997.

  • Kark, S. L. (1981). The practice of
    community-oriented primary health care. Nueva York:
    Appleton-Century-Crofts.

  • Kickbusch, I. (1981). Un concepto social de la
    educación para la salud. 31.ª sesión del
    Comité Regional Europeo. Copenhague: OMS, Programa
    regional de estilos de vida y educación sanitaria.
    EUR/RC 31/10.

  • López de Ceballos, P. (1990). La
    investigaciónacción participativa. Madrid:
    Popular.

  • Luft, J. (1986). Introducción a la
    dinámica de grupos. Barcelona: Herder

  • Martín Zurro, A.; Cano Pérez, J. S.
    (1994). Atención primaria: Conceptos,
    organización y práctica clínica.
    Barcelona: Mosby; Doyma.

  • Martínez Mora, I. (1990). Definición
    del perfil del educando en educación para la salud en
    la Enseñanza General Básica. San José de
    Costa Rica: Paniamor.

  • Pérez, M. J.; Echauri, M. (1999). Educar en
    salud: Introducción. Pamplona: Gobierno de
    Navarra.

  • Pérez, M. J.; Echauri, M. (1996). En la
    madurez… Guía para promover la salud de las mujeres.
    Pamplona: Gobierno de Navarra.

  • Postura respecto a la Formación Médica
    Continuada y el Desarrollo Profesional Permanente (2001).
    Comité Permanente de Médicos
    Europeos.

  • Promoción de salud: Glosario (1999). Madrid:
    Ministerio de Sanidad y Consumo. OMS.

  • Real Decreto 1496/1987, de 6 de noviembre, sobre
    obtención, expedición y homologocación
    de títulos universitarios. BOE 298, 14 de diciembre de
    1987.

  • Resolución de 30 de julio de 1999, de la
    Subsecretaría, por la que se dispone la
    publicación del acuerdo adoptado por la
    Comisión de Formación Continuada del Sistema
    Nacional de Salud, en relación con el Sistema
    Acreditador de Actividades de Formación Continuada.
    BOE n.º 204, 26 de agosto de 1999.

  • Restrepo, H.; Málaga, H. (2001).
    Promoción de la salud: cómo construir vida
    saludable. Organización Panamericana de la Salud.
    OMS.

  • Salud 21: Salud para todos en el siglo XXI (1999).
    Madrid: Ministerio de Sanidad y Consumo. OMS.

  • Seminario multidisciplinar sobre educación
    para la salud en la formación inicial del profesorado
    y los profesionales sociosanitarios: conclusiones. Zaragoza:
    Universidad de Zaragoza. Gobierno de Aragón,
    1996.

 

 

Autor:

Elvis Cáceres Pedraza

Ana María Guillen Tenorio

Solange Meza Zegarra

 

Partes: 1, 2
 Página anterior Volver al principio del trabajoPágina siguiente 

Nota al lector: es posible que esta página no contenga todos los componentes del trabajo original (pies de página, avanzadas formulas matemáticas, esquemas o tablas complejas, etc.). Recuerde que para ver el trabajo en su versión original completa, puede descargarlo desde el menú superior.

Todos los documentos disponibles en este sitio expresan los puntos de vista de sus respectivos autores y no de Monografias.com. El objetivo de Monografias.com es poner el conocimiento a disposición de toda su comunidad. Queda bajo la responsabilidad de cada lector el eventual uso que se le de a esta información. Asimismo, es obligatoria la cita del autor del contenido y de Monografias.com como fuentes de información.

Categorias
Newsletter